-En estos
muchos años como árbitro internacional has pitado en la
Euroliga y también en otros eventos importantes del
baloncesto.
-Estuve hace 6 ó 7 años en el Campeonato del mundo sub20 en
Thailandia y también en el Campeonato de África que era
clasificatorio para la Olimpiada de Londres. Y también he
estado en bastantes Campeonatos Mundiales en categorías
inferiores.
-Dejas de ser
internacional por la edad.
-Así es. En baloncesto, a los 50 años nos jubilamos como
árbitro internacional y yo los cumplí en enero. Por ello, la
temporada pasada fue mi última como internacional. Ya me ha
llegado la hora, aunque parecía que no iba a llegar nunca
cuando veía que se retiraban numerosos compañeros.
-Tu despedida
ha sido pitando a la selección española en Gijón y con dos
compañeros gaditanos como Miguel Ángel Pérez y Benjamín
Jiménez, ambos de Puerto Real.
-Me hizo mucha ilusión despedirme con dos compañeros de la
provincia de Cádiz a los que conozco hace mucho tiempo,
además de ser amigos personales míos.
-Vas a
afrontar tu 24 temporada pitando en la ACB. ¿Recuerdas tu
debut en la 92/93?
-Fue en Badalona, creo que en un partido Juventud-Gerona,
con Mitjana de compañero.
-En ACB eres
un clásico pitando en las finales por el título.
-Habré pitado unas quince finales e, incluso, más. Y en
alguna ocasión he estado en el primer partido y en el
cuarto. De memoria ando fatal, pero creo recordar que en la
final del año pasado entre el Real Madrid y el Barcelona
pité el primero y el cuarto también. Normalmente en la ACB
hay nueve árbitros que pitan los tres primeros partidos de
la final y, si no ocurre nada, de ahí salen los que pitan
los dos últimos.
-Hace poco
cumpliste tu partido 700 en la ACB. Son números de impresión.
-La verdad es que sí. Es algo vertiginoso porque son
bastantes partidos en 23 temporadas.
-¿Cuál ha
sido el mejor jugador que has visto sobre una cancha en
estas 23 temporadas?
-A lo largo de mi carrera he visto muchos y muy buenos
jugadores, pero el que más me ha impresionado, con
diferencia, ha sido Ricky Rubio. Tuve la suerte de pitarle
cuando debutó con sólo 14 años con el Joventut en la ACB y
la verdad es que me sorprendió tanto como aficionado y
también como árbitro. Me considero un buen aficionado al
baloncesto y te puedo decir que impresiona ver a un chaval
de su edad jugar con tanto desparpajo, además de la clase y
técnica que ya tenía. Luego he visto muy buenos jugadores,
pero me quedo con Ricky por lo que bien que jugaba con esa
edad y lo bien que lo hacía ante jugadores muy veteranos.
-¿El mejor
equipo que has visto jugando al baloncesto?
-Uff¡¡¡. Siempre digo que tenemos la suerte de contar con
una Liga como la ACB muy competitiva y donde los clubes con
menos presupuesto consiguen hacer unos equipos tremendos. Si
valoras todo eso, cada año sale un equipo que sorprende por
lo bien que juegan y el poco dinero empleado. Fue el caso de
aquel Manresa que ganó el título de Liga con Chichi Creus de
base, y al que pité uno de los partidos de la final. Otra
vez ha sido el Valencia, el Bilbao, el Unicaja...
-El Real
Madrid del año pasado estará en tu lista de preferencias.
-Por supuesto. Lo que hizo fue tremendo y consiguió ganar
todos los títulos. Tenía una base de equipo muy buena y la
verdad es que lo bordaron.
-¿Para ti
cual ha sido el mejor árbitro?
-En España podemos presumir de que siempre hemos tenido muy
buenos árbitros, pero me quedo con tres que curiosamente son
canarios. En su día me gustaba mucho Miguelo Betancort y
tuve la suerte de pitar con él, pero cuando empezaba en el
arbitraje me llamaba mucho la atención Pedro Hernández
Cabrera, que fue un árbitro muy innovador. Y también
Arencibia me gustaba mucho. Eran tres árbitros completamente
distintos y que, en sus respectivas épocas, innovaron mucho
en el arbitraje y pitaban de forma diferente.
Y es que no creo que sea bueno robotizar el prototipo del
árbitro de baloncesto. Evidentemente hay que marcar unas
pautas y seguir una línea en todo, pero también hay que dar
vía libre a la expresividad en el arbitraje y que cada uno
tenga su personalidad, dentro de unos límites, claro está.
-¿A qué edad
es la jubilación en la ACB?
-La edad oficial es también hasta los 50, pero tenemos un
convenio en el que podemos estar hasta los 55 años, pero ya
depende de que la dirección de arbitraje decida seguir
contando contigo.
-Para los que
no sepan, que serán muchos, hay que decir que José Ramón
García Ortiz jugó como base en el Club Baloncesto San
Fernando y con el que ascendió a Segunda División a finales
de los 80 en Málaga, creo recordar que ante el Universidad
de Granada en el pabellón Tiro de Pichón. ¿Fue aquella tu
última temporada como jugador antes de dedicarte al
arbitraje?
-Tras el ascenso seguí jugando un año más, pero luego lo
dejé. Es que entrenaba poco y también jugaba poco y ya en
Segunda División los desplazamientos eran muy largos.
Teníamos que ir a Melilla, Badajoz, Cáceres y Málaga y no
podía compaginar esos largos desplazamientos con mi trabajo.
Por ello dejé el baloncesto y me dediqué al arbitraje, que
era más a nivel local.
-Tu carrera
en el arbitraje fue meteórica.
-Así fue. Estuve un año en Tercera División y ascendí de
inmediato a Segunda. Ahí crearon un grupo especial de
árbitros para pitar partidos no locales y formé parte del
mismo. La temporada siguiente subí a la que entonces se
llamaba Primera B, que era la segunda categoría, y un año
después ya estaba en la ACB.
-Está claro
que cuando jugabas en el CB San Fernando y ya empezabas a
compaginarlo con el arbitraje no pensabas llegar tan lejos.
-Ni por asomo. Hay mucha gente, en este caso árbitros, que
se autoimponen mucha presión y, sin embargo, yo me dedicaba
a disfrutar pitando porque me encantaba, y me encanta, el
baloncesto. Recuerdo que el primer año fui con Chani a un
curso en Cabra y ascendí. Luego a otro en Málaga y también.
Quiero decir con esto que me lo tomaba de una manera bien
distinta a otros compañeros, que me decían 'tengo que quedar
en tal puesto o en tal otro'. Eran árbitros que llevaban
mucho más tiempo que yo, pero les decía que era más fácil
disfrutar al máximo y luego si venía un ascenso, pues mejor,
pero de lo contrario no pasada nada. Yo me lo tomé de esa
manera, pero en el camino se han quedado muchos grandes
árbitros, ya sea por cuestiones personales o laborales.
Pero está claro que jamás podía imaginar que iba a llegar
tan lejos y pitar tantos años en la máxima competición
europea. Nunca me lo planteé, pero está claro que nadie
regala nada a nadie y detrás de todo esto hay un trabajo de
muchísimos años. El planteamiento debe ser de poner el
trabajo, la dedicación y el esfuerzo, pero no puedes meterte
tanta responsabilidad porque al final eso es negativo, ya
que en los partidos necesitas mucha concentración y
tranquilidad.
-Se puede
decir entonces que no te queda ningún objetivo por cumplir.
-Nunca me he marcado objetivos. Hombre, me hubiera gustado
pitar alguna Final Four, en unos Juegos Olímpicos o en un
Eurobasket, pero como internacional he renunciado durante
muchos años a pitar en verano por cuestiones laborales o
familiares. Mis circunstancias eran esas y he tenido mis
limitaciones, pero tampoco quiere decir que, de no haber
renunciado, hubiera ido a alguno de esos Campeonatos.
De todos modos, estoy muy satisfecho porque he llegado a lo
máximo. Llevo 24 temporadas pitando en la segunda mejor Liga
del mundo, después de la NBA. Estar en la Euroliga durante
15 años también es un logro importante, como también lo es
que cuenten conmigo durante muchos años hasta el play off
final.
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